Si bien las reformas y rehabilitaciones de construcciones existentes no son una novedad, la idea de poner el máximo empeño en reutilizar partes de las mismas es un tema abordado por pocos.
Son frecuentes los casos de propiedades con alta calidad constructiva que, por falta de mantenimiento, han caído en estado de decadencia y hasta abandonados por sus condiciones. Frente a este panorama, la idea de renovar los espacios es una acción bastante alentadora. Sin embargo, la oportunidad de aprovechar y reacondicionar además de los espacios, los elementos que forman parte de él, suele ser un tema no abordado con tanta frecuencia por lo que esas partes terminan convirtiéndose en escombros a descartar, lo que ocupa tiempo y dinero.
El impacto de reutilizar materiales y elementos de la construcción, puede afectar notoriamente el presupuesto de una refacción. Si bien cada caso amerita un análisis particular, hay que comparar económicamente las tareas de desmontar, reacondicionar y volver a colocar un elemento o material en particular, contra las tareas de desmonte y descarte, más la compra de un nuevo material o elemento para un mismo fin.
A su vez, el tiempo suele ser otro factor de gran impacto al contabilizar cada una de las etapas anteriores. Cuando la industria de la que depende la fabricación de un material o elemento necesita tener otros pasos listos para realizar medidas y comenzar con la producción.
Por otra parte, son numerosas las ocasiones que las construcciones a intervenir tienen una alta referencia en la comunidad. El uso de ciertos materiales, o tradiciones y técnicas constructivas de gran valor que no se practican en la actualidad suelen tener un impacto positivo para la cultura de una zona y mantener o recuperar esa cultura, puede ser una motivación muy alentadora, sumado a las ventajas temporales o económicas descriptas.
Además, si consideramos que casi el 38% de las emisiones globales de CO2 provienen del mundo de la construcción: desde la extracción, la fabricación de materiales, el proceso constructivo mismo, hasta la demolición, estamos frente a una oportunidad de apoyar el desafío a escala mundial al reducir esas emisiones.
En este sentido, el desmontaje en lugar de la demolición, ofrece la oportunidad de darle a esos materiales y objetos una segunda vida con el mínimo esfuerzo.
Finalmente, si es una opción viable a la demolición, el desmontaje debe ser pensado y planeado desde el principio, teniendo especial cuidado en las uniones entre los elementos a conservar y aquellos que serán descartados, incluyéndolo así como una tarea especifica dentro de la construcción para beneficiarnos no solo de la rehabilitación de una propiedad existente, si no también de aquellos elementos que le dieron esas características únicas.
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