Comentario escrito para la revista Bamboo, Sao Paulo, en ocasión de la publicación del artículo “El Oportuno Rafael Iglesia” en marzo 2013. La editorial me solicitó que eligiera y fundamentara mi ciudad preferida en Latinoamérica. Este texto no fue publicado.
Prefiero divagar por las ciudades en lugar de analizarlas, por eso no uso mapas ni guías ni, mucho menos, guías arquitectónicas. Quizá para evitar la ansiedad y poder desfrutar de ese magma intermedio que hace a la ciudad: calles, veredas, vidrieras, balcones y, también actitudes, cafés, caras, tonadas, comentarios… Creo que es una búsqueda idealista de diferencias en este mundo de ciudades cada vez más parecidas.
También creeo que es muy difícil formarse una idea de la ciudad sin hacerlo de su gente. Nuestra exeriencia, afortunadamente subjetiva, es decir impregnada y contaminada de cómo relacionamos imágines y hechos, sigue prevaleciendo. Esto me sucede particularmente con Rosario, llega un punto en que no puedo distinguir entre la calidad de su arquitectura y la de su gente. Diría que por eso siento en Rosario esa sensación de urbanidad que reconforta, adjetivo más difícil de conseguir que aquel que puede lograr el urbanismo.
Loos, algo más duramente, decía que cada ciudad tiene los arquitectos que se merece, parafraseándolo, Lampugnani, en una editorial de Domus, respondía que cada arquitecto tiene la ciudad que se merece. Confirmando ambos, entiendo que Rosario es la ciudad que sus arquitectos y su gente se merecen. Según Fontanarrosa los rosarinos son creativos a falta de paisaje, lo decía para justificar una cierta escalada cultural de la ciudad. Yo creo que la ‘falta’ de paisaje, junto a la ‘falta’ de historia por su juventud, junto a la envidiable ‘falta’ de abolengo, hizo de Rosario lo que es, una ciudad que se construyó sin ningún prejuicio, no cantó melancólicamente al sublime infinito de la pampa y el río como aquella ciudad de pobres corazones. Rosario se dedicó a construir su paisaje, no de montañas ni bosques, de arquitectura y de ciudad.
Ricardo Sargiotti
Enero 2013 / Mayo 2014
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