
Bajo el aparente desorden de la vieja ciudad, allí donde la ciudad funciona exitosamente, hay un orden maravilloso que mantiene la seguridad de las calles y la libertad de la ciudad. Es un orden complejo. Su esencia es intrínseca al uso de las veredas, trayendo consigo una sucesión constante de miradas. Este orden está compuesto de movimientos y cambios, aunque es vida, y no arte, podemos llamarlo cariñosamente la forma de arte de la ciudad y asemejarlo a la danza… El ballet de la buena vereda de ciudad nunca se repite de un lugar a otro, y en cada nuevo lugar está siempre repleto de nuevas improvisaciones.
Jane Jacobs. The Death and Life of Great American Cities. 1961
Usando la analogía de Jane Jacobs, las buenas veredas de la ciudad ayudan a producir una danza improvisada. Su escenografía cambia sutilmente y su mayor variación es producto del paso del tiempo, no del cambio de escenarios.
Son veredas que no compran su estética, por eso su ambiente es relajado. Tienen lo que hace falta y lo que la corrosión permite, se dejan disfrutar sin recomendaciones ni cuestionamientos.
Por suerte carecen del arquitecto y del designer.
Como en las buenas obras de teatro o de ballet, en estas calles lo importante es el movimiento de los artistas que construye una narración, la escenografía sólo refuerza el acto, humildemente.
Es cierto, estas calles, además, son seguras. No necesitan de policías ni de cámaras. Como buenas obras, se saben cuidar solas.
Ricardo Sargiotti / 3 de Enero 2018

3D/4D. Serie de 49 fotografías tomadas por el autor el 8 de Julio de 2017, cada cuatro minutos, entre las 17:12 hs y las 20:35 hs. En calle Laprida 10, ciudad de Córdoba